Por Waldo González López
Desde que lo ‘descubrí’ años atrás en su hermosa ciudad natal, quedé prendado de este dúo, por varias razones. En primer lugar, por su altísima calidad, a partir de una valiosa afinación que, sin vibrato, consigue la mejor tesitura que nunca decae, incluso en los más altos tonos.
Por fortuna, solo pocas semanas atrás pude disfrutarlos de nuevo en la Sala Martínez Villena, de la UNEAC, donde habían sido invitados a la presentación del tercer número de la revista Música cubana... Lee la noticia completa